Según Verónica Simesen de Bielke, en la comparación con grandes centros urbanos existen distintos niveles de delincuencia y violencia y la raíz del problema no se soluciona con la incorporación de más armas, sino que se debe hacer hincapié en las políticas de seguridad.
“Los policías que salen a las calles no cuentan con protecciones como chalecos antibalas y mucho menos cuando las fuerzas no cuentas con recursos, ni siquiera para comprar papel para imprimir las denuncias radicadas en las comisarías”, resaltó la fiscal penal de Derechos Humanos y subrayó que “tanto el uso de armas no letales como las de fuego, tienen una clara reglamentación y la base es la razonabilidad en la utilización”.